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Aprender música junto a la madre, el padre, el abuelo o la abuela es altamente recomendable. Juntos hacen una inmersión en el mundo musical a través de la experiencia corporal, la escucha activa de los sonidos y el conocimiento de audiciones y canciones. Desarrollan sus habilidades musicales y motrices a través de actividades ricas en estímulos sonoros, los juegos, las canciones y las danzas. Estimulan su creatividad gracias a los ejercicios de improvisación corporal y vocal al tiempo que toman conciencia de las posibilidades expresivas de su cuerpo en interacción con los otros.